Hola, me llamo David y tengo 9 años. Vivo en un pequeño poblado en África. Os voy a contar mi historia.
Yo siempre he sido un niño pobre y huérfano. Vivía con mis abuelos y cuando se murieron, me llevaron a un orfanato. Viví allí dos años sin que nadie me adoptara. Estaba llegando diciembre cuando unos españoles me adoptaron. Tenían un hijo llamado Marco y era de mi edad. Sus padres se llamaban María y Pedro. Me llevaron a su pueblo y yo me quedé sorprendido. Todas las calles estaban adornadas con árboles, carteles luminosos, y en algunas casas había un muñeco gordo con una larga y blanca barba. Yo le pregunté a Marco que por qué había todo eso:
— Marco, ¿por qué las calles están así de adornadas?
— Por la Navidad.
— ¿Qué es la Navidad?
— La Navidad es una fiesta que celebra el nacimiento de Jesús. En estas fiestas todos están en familia y hay regalos y muchas más cosas…
— Yo nunca he tenido una familia, ni regalos, ni Navidad…
— ¡Vaya, eso es horrible!
Esa misma noche yo pensé sobre la Navidad y sobre los regalos que recibiría. Marco y yo estábamos ilusionados pues esa noche era Navidad. Cuando íbamos a abrir nuestros regalos, yo tuve una idea y Marco me preguntó:
— Hermano, ¿por qué no abres tus regalos?
— Me he dado cuenta de que ha gente que los necesita más que yo. Cuando estaba en el orfanato nadie me regalaba nada y vivía triste. Estos regalos los voy a donar a los niños desfavorecidos.
— Pero tú te quedarás sin regalos.
— Eso es mentira, mi regalo de Navidad ha sido que me adoptéis. Voy a ser más feliz aún cuando vea una cara de felicidad en los pobres al recibir un poco de cariño. Yo doné mis regalos y los niños del orfanato se pusieron muy contentos.
Ese día aprendí que no hay que ser avariciosos y pedir muchas cosas, pues hay gente que ni siquiera recibe un pequeño regalo. Ese es el verdadero significado de la Navidad.
Carmen García-Rendueles
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